El término "enfermedades cerebrovasculares" hace referencia a un conjunto de ataques cerebrales clínicamente caracterizados por la aparición de un déficit neurológico muy acusado, consecutivo a un problema vascular como la obturación (o la ruptura) de una arteria (o vena), causado por un malfuncionamiento temporal o o definitivo de una de las regiones del cerebro, llamada comúnmente ACV (accidente cerebrovascular).

Los ACV representan la tercera causa de mortalidad y la segunda de demencia, y suelen ser responsables de secuelas invalidantes para los pacientes y sus acompañantes. La mejora del futuro de los pacientes afectados desafortunadamente por un ACV implica una evaluación profunda y un seguimiento híper especializado no solo en el tratamiento posterior al ACV, para disminuir el riesgo de recidiva y favorecer una mejor evolución, sino también para tratar previamente al acontecimiento de AVC (prevención primaria), con el fin de reducir su frecuencia y/ o gravedad.

Prevenir un episodio de AVC implica, por ello, no solo la identificación y la corrección de los factores de riesgos cardiovasculares conocidos para favorecerlo, sino también la realización de un estudio neurosonológico (ecografía de los vasos del cuello y sus ramificaciones intracraneales) de los pacientes de riesgo (es decir, con edades superiores a los 50 años y/ o con hipertensión, colesterol, tabaquismo, apnea del sueño, diabetes) para buscar un vaso estrechado, dado que sabemos que el 25% de los AVC son atribuibles a la presencia de dicho estrechamiento. Con esa finalidad, efectuamos diariamente estas búsquedas, muy sencillas de realizar (ultrasonidos), no invasivas y perfectamente indoloras.

Hacer gala del conocido dicho "es mejor prevenir que curar" es uno de nuestros principales objetivos y la razón por la que nos ha interesado tanto el ámbito cerebrovascular. No obstante, nuestro deseo pasa también por ofrecer a todos los pacientes el tratamiento mejor adaptado para que acceda a la mejor evolución clínica posible.